Vispèras de San Antón, San Blas y San Valero, los mozos forzudos del barrio, con sus sierras manuales y afiladas hachas de cortar leña, su carro tirado por dos mulas, en la mañana se desplazan al monte a cortar el más grande y grueso árbol, que encontraban, a la salida del colegio los niños escolares íbamos a la carretera dirección del Muro, a esperar las carretadas, que eran los carros cargados de la leña recién cortada tirados por las sudorosas y cansadas mulas, hasta el lugar donde se iba a instalar la leña dispuesta para su quema, con hielos y nieve se traian las ilusionadas carretadas.
La de San Antón hace años que no la he visto, la de San Blas ya pasados unos años la vi encendida en todo su apogeo ( yo entre los espectadores ) las llamas llegaban a pasar la altura del Hogar de los Jubilados, la de San Valero en este año 2018, la vi formada desnuda, los troncos sin su vestimenta para evitar las muchas chispas, que lanza la hoguera a todo lo alto, esta hoguera debido a su emplazamiento en la N-232 en años pasados, fue trasladada y quemada en la llanura cercana al rio Martin, volvió otra vez a su lugar, al hacer el desvio de la 232.
No la veo encender, pase por la Avenida del Carmen y el antiguo puente que era la entrada del pueblo viniendo de Zaragoza, el Martin casi seco solo un riachuelo pequeño de agua, si va asi como estará en el verano ¿ seco? , veo la animación de la llamada Rifa, que mas bien es una subasta, en la antigüedad el dia del Santo se subastaban colas de cerdos, chorizos, espinazos, ( colas y espinazos salados ) comestibles y otros objetos, como en la noche de la hoguera siempre quedada en las tres hogueras el mayor y mas grueso tronco sin acabar de quemar, ardiendo tal como estaba pasada la subasta, había pujantes para todo, en la mañana la hoguera seguía ardiendo.
En las hogueras, familias, amigos y otros pasaban la noche asando diferentes y agradables comestibles, en la antigüedad nunca faltaban las patatas asadas y el porrón en la mano.
Después de la cena sali a ver la hoguera ardiendo, estuve en el mismo lugar que siempre nos poníamos la familia para cenar y recenar, eramos vecinos del barrio y veníamos todos los años de Zaragoza que nos permitia la vida venir, asábamos panceta, chorizo, longaniza, oreja y morro de tocino y otros alimentos agradables , Paco era el encargado de las parrillas de sacar de la hoguera la ceniza y las brasas y de asar el asado, un año se nos acerco un mendigo que iba recorriendo los pueblos de Teruel y aunque no se sento con nosotros, Paco le dio y le obsequio con una abundante cantidad de asado. Normalmente siempre era Paco el encargado de las parrillas y el asado.
Autor : Diego Lasala Gerique.
Me gusta, Diego. Un abrazo.
ResponderEliminarPapá, como disfrutas contando tus vivencias!! Sigue así. Un beso
ResponderEliminarA mí cada día me gustan más las hogueras abuelo. El calor del fuego, el olor de las brasas, el ambiente de la gente que se acerca, o simplemente estar observando la magia de las llamas. Sigue disfrutándolas por muchos años más. Un abrazo.
ResponderEliminarYo, Diego, siempre recuerdo la de San Blas, pues tenía, unos diez años cuando subimos de la Torre de la Fuente del Duque, a San Blas 57 hoy desaparecido por obra nueva.
ResponderEliminarMe trae muy buenos y gratos recuerdos ir a esperar las carretadas, hasta el muro.
Parece Diego que, casi somos del mismo tiempo, aunque de tus años a los míos de niñez, pocas cosas han cambiado.