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viernes, 10 de junio de 2016
EN RECUERDO DE... JUAN CABRE AGUILO . Arqueologo e investigador .
Juan Cabré Aguiló, arqueólogo e investigador. Nació en Calaceite (Teruel) en 1882 y murió en Madrid en 1947 a los 65 años de edad.
Desarrolló durante la primera mitad del siglo XX una importante labor en la estructuración y caracterización de la prehistoria y protohistoria de la Península Ibérica.
Fue uno de los pioneros de la arqueología moderna española y también se dedicó a la pintura, al dibujo y a la fotografía, habilidades que utilizó como técnica de investigación.
Su hija María Encarnación Cabré Herreros también es arqueóloga y dio continuidad a las investigaciones realizadas por su padre.
Inició sus estudios en el Seminario de San José en Tortosa (Tarragona), y luego inició la formación artística en la Escuela de Artes y Oficios y en el estudio de Mariano Oliver Aznar de Zaragoza.
Mas tarde consiguió en 1903 una beca de la Diputación de Teruel para estudiar Bellas Artes en la Real Academia de San Fernando de Madrid y allí realizó algún trabajo para el Museo del Prado.
En 1935, obtuvo una de las becas que la Junta para la Ampliación de Estudios venía concediendo y visitó los museos de Arte y Arqueología de varios países europeos. Gracias a esta beca, tuvo ocasión de tomar contacto directo con las corrientes europeas de investigación y con las principales líneas seguidas por los investigadores de los países que visitó.
Su sólida formación fue la base de los excelentes dibujos que acompañan toda su obra de catalogación.
Desde las Bellas Artes, su actividad profesional se iría encaminando poco a poco hacia la arqueología. Varios contactos que se inician en estos años explican esta elección y su trayectoria posterior.
En primer lugar, su relación con el círculo de la Real Academia de la Historia y, especialmente, con quien iba a tener un importante papel en su trayectoria profesional, Enrique de Aguilera y Gamboa, Marqués de Cerralbo.
En 1907 Cabré publicó su primer trabajo arqueológico en el Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona sobre las excavaciones de San Antonio de Calaceite.
En los inicio de su trayectoria profesional investigó la diversidad cronológica del arte rupestre, considerado entonces globalmente como paleolítico. Su dedicación a la Segunda Edad del Hierro supuso una mejor definición de las sociedades ibéricas, sobre todo mediante sus trabajos en Collado de los Jardines (Jaén), Toya (Jaén) y Galera (Granada). Destaca, igualmente, su dirección de las excavaciones de Azaila (Teruel), el Castillo (Sanchorreja, Ávila), la Mesa de Miranda y La Osera (Chamartín de la Sierra, Ávila) y el El Raso (Candeleda, Ávila).
Cabré formó parte de las recién creadas instituciones nacionales encargadas del patrimonio arqueológico, como la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (1912-1916) y el Centro de Estudios Históricos (1917-1939).
Al mismo tiempo dirigía el Museo Cerralbo (1922-1939) y colaboró con el Museo de Antropología, Etnografía y Prehistoria.
Tras la Guerra Civil, Cabré sufrió un proceso de depuración que le apartó de su cargo como director vitalicio del Museo Cerralbo.
En 1942, logró un puesto de conservador en el Museo Arqueológico Nacional, cargo que ocupó hasta su fallecimiento ocurrido en 1947.
Además, Cabré colaboró con sus trabajos en las Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, ejerciendo también el puesto de Vicesecretario de la misma desde su fundación. Cooperó igualmente en la nueva revista científica creada en esos años; el Archivo Español de Arqueología.
En 1907, publicó su primer trabajo arqueológico en el Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona sobre las excavaciones de San Antonio de Calaceite, practicadas al mismo tiempo que estudiaba en Madrid.
De sus publicaciones destacan El Arte Rupestre en España (1915); «Excavaciones en el Roquizal del Rullo (Fabara)» (1915-20); «La cerámica pintada de Azaila» (1926).
Su bibliografía completa se puede ver en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, XIII, 1946-47.
Cabré destacó por su dedicación a la arqueología de campo con meticulosas observaciones y documentaciones, su uso avanzado de la fotografía y el dibujo como instrumentos analíticos y como registro cada vez más sistemático, constituyeron unas valiosas observaciones estratigráficas.
Cabré destacó en la elaboración de láminas tipológicas y en la progresiva valoración del contexto y no sólo del objeto como entidad del análisis arqueológico. Esta actividad produjo un gran fondo documental que forma parte del Instituto del Patrimonio Cultural Español (IPCE) y que adquiere hoy gran valor al informarnos no sólo del desarrollo de excavaciones sino de cuáles eran las prioridades de los investigadores y de su visión sobre las sociedades que analizaban.
Fue nombrado Miembro Correspondiente de la Real Academia de la Historia y designado entre otros investigadores de la época para la elaboración del Catálogo Monumental de España, en concreto, el de la provincia de Teruel.
A su muerte le fue concedida la Orden Civil de Alfonso X el Sabio con la categoría de Encomienda. En su pueblo natal Calaceite, tiene un museo dedicado a su obra y persona.
Fuente : Aragoneses Ilustres.
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